La morena traviesa está inexpresablemente excitada y decide tomar las riendas de la situación, masturbándose con un succulento dildó de cristal brillante.Ella es una sucia y pequeña zorra, y la forma en que se toca a sí misma de una manera grosera la está volviendo loca.Con cada estocada, sus ojos se hunden en su cabeza y su cuerpo se contrajo en placer.La morena tiene un apetito insaciable por la estimulación, usando el frío, suave cristal para seducir su pequeño clítoris, mientras imagina las cosas sucias que su hombre podría hacerle.Mientras agarra el dildó con fuerza en su mano y lo introduce y extrae de su humedad caliente, no puede evitar pensar en cómo su amante la castañetaría por detrás si estuviera allí.La expectativa de sentir su duro pene adentro de ella hace que su vagina se contraiga de manera incontrolable.Se imagina siendo una sucia pequeña zorra para su hombre y haciendo todo lo que él le diga, incluso las cosas más sucias que lo excitan.Mientras se acerca a su orgasmo con cada estocada del dildó de cristal, puede sentir cómo su vagina se hincha y late.Imagina que es el dildó de cristal convirtiéndose en el grueso, palpitante pene de su hombre.Su boca se daña al pensar en tragar su enorme pene.Ella es una niña tan traviesa con su vagina peluda, tan sensible al tacto y solo pidiendo placer.La morena se gime más fuerte y más rápido a medida que se acerca a su orgasmo, el cristal frío envió escalofríos por su espalda.Sabe que si se imagina a su hombre allí con ella, follandola con la misma intensidad, se sentiría a él derramarse dentro de ella como su propio orgasmo la supera.Al llegar al picapico del placer, su cuerpo se contrae y suelta un gruñido gutural, su rostro volviéndose en un agrado crudo.Los orgasmos latientes de su masturbación son solo un sabor de lo que desea ser una verdadera, sucia zorra para su hombre.
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